Con el paso de los años, la próstata puede aumentar de tamaño y comenzar a causar molestias urinarias. Este crecimiento tiende a ser benigno por lo que se conoce como hiperplasia prostática benigna (HPB) o, como muchos pacientes la conocen, “próstata inflamada”.
Estos síntomas son progresivos: al inicio son leves, pero con el tiempo pueden provocar infecciones, daño en la vejiga e incluso en los riñones si no se tratan.
Existen excelentes fármacos como la tamsulosina que ayudan a relajar el cuello de la vejiga y el músculo de la próstata mejorando el flujo de orina.
La HoLEP (Enucleación Prostática con Láser de Holmium) es la técnica más avanzada y efectiva para tratar la próstata agrandada, dentro de sus beneficios se encuentran:
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